A iniciativa del grupo local del PSOE de Hinojosa del Duque (Córdoba), la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, ha obligado a retirar de la "Catedral de la Sierra" de la población de los Pedroches, la insignia de la Gran Promesa del Corazón de Jesús presente en su torre. Un PSOE corrupto e hipercapitalista se enfanga en su laicismo totalitario, el mismo PSOE que coloca banderas del "orgullo gay" en los balcones de todos sus ayuntamientos durante su "festividad". Mientras los vecinos han comenzado a responder recogiendo firmas y colgando banderas nacionales con el Sagrado Corazón en los balcones. El conflicto profundo Tradición-Revolución asoma inquietante sobre las contingencias políticas superficiales de nuestros días. No es una mera anécdota, los católicos deben tomar conciencia real de lo que persigue este sistema que ocupa nuestra Patria. Hace falta una reacción política, que sólo podría liderar el Carlismo.
Polémica por la retirada de la insignia de la Gran Promesa del Corazón de Jesús (pulsa para leer la noticia)
Programa de los partidos revolucionarios de todo pelaje
"Los partidos doctrinarios y radicales de la Revolución no han tenido más que un programa: demoler, desde los cimientos a las bóvedas, todo el edificio que con sublimes y seculares esfuerzos habían ido levantando generaciones católicas y monárquicas sobre un suelo amasado con su sangre; oponer a cada empresa histórica una catástrofe, a cada gloria una ignominia, a cada derecho una licencia, a cada virtud cívica una corrupción, y, finalmente, a la comunidad de creencias, de sentimientos, de instituciones fundamentales, de tradiciones, de recuerdos y de aspiraciones comunes que constituían el espíritu nacional, un solo principio: el de negar ese espíritu, y una sola libertad: la de romper esas unidades y de disolver la Patria. Eliminar los partidos parlamentarios no es cercenar el ser de la Patria; es aliviarla de un peso que la oprime, es remediar a un cautivo y levantar del suelo a una reina desfallecida y humillada."
"No esperéis solución positiva de los problemas vitales que aquejan a nuestra sociedad; el liberalismo no las tiene; no tiene más que un programa negativo: el de vejar y perseguir a la Iglesia. Hay una fortaleza: la Iglesia; hay otra que ha nacido debajo de ella, y a su sombra, la España tradicional. El liberalismo niega a la Iglesia, niega la España tradicional, punto por punto, y ése es su programa; no tiene ni ha tenido nunca otro".
Juan Vázquez de Mella
La batalla
"La verdad es que desde el Calvario acá, a pesar de todos los nombres, una sola batalla se riñe en el mundo: la que libran incesantemente el naturalismo pagano, de una parte, y el sobrenaturalismo cristiano de otra".
"El Decálogo es el código de la libertad. No se le puede derogar, ni siquiera en parte, ni en un solo individuo, sin que surja un tirano, armado con una pasión o alimentado con un vicio".
Juan Vázquez de Mella
Irreligión
"En el fondo de toda civilización moderna late la barbarie, porque es barbarie todo lo que sea sublevación contra los principios morales y religiosos".
Juan Vázquez de Mella
La Devoción al Sagrado Corazón y la Cristiandad
La devoción al Sagrado Corazón de
Jesús está vinculada a la construcción de un Orden Natural y Cristiano de la
sociedad. Cuando éste se hizo realidad completa en el tiempo y en el espacio,
se llamó la Cristiandad. Después, esa palabra, cristiandad, se ha seguido
empleando para designar los intentos fragmentarios, muchas veces fallidos, pero
siempre al acecho, de reconstruir la Cristiandad grande, por antonomasia.
También se suele llamar a ese Orden y a la Cristiandad, con gran aceptación
popular, la Contrarrevolución, por su oposición a la Revolución global, también
por antonomasia. La Revolución es el proyecto, a veces temporalmente realizado,
de un orden social sin o contra Dios.
No es bueno hablar de
Contrarrevolución, como tanto se hace, porque es conceder a la Revolución la
categoría de punto de referencia, que no merece, y a su oponente, esa
Contrarrevolución, un carácter negativo y defensivo que, siendo buenísimo,
tiene menos rango que la construcción de un orden Cristiano independiente de
toda referencia y con entidad propia.
El Orden natural y Cristiano de
la sociedad fue subvertido por la Revolución Francesa. No estaba libre de
graves culpas, entre otras, el absolutismo. Pero para su restauración posterior
a su derrocamiento se le presenta más purificado y cristiano que cuando era
llamado el Antiguo Régimen, el anterior a la Revolución Francesa. Los católicos
franceses que se movilizaron militarmente contra la Revolución Francesa
adoptaron desde el primer momento la devoción al Sagrado Corazón como forma
concreta de su religiosidad. Fue en la guerra de La Vendée donde nació la
asociación de la devoción al Sagrado Corazón y la contrarrevolución.
En el siglo XIX las guerras
carlistas fueron la reacción de la España católica contra las ideas de la Revolución
Francesa y la devoción al Sagrado Corazón fue cultivada intensamente, con mayor
notoriedad en el campo carlista. En todos los Círculos Carlistas ha estado
siempre entronizada la imagen del Sagrado Corazón. El Glorioso Alzamiento
Nacional del 18 de Julio de 1936 se hizo contra la Segunda República, que
encarnaba todas las impiedades de la Revolución Francesa. Miles de jóvenes
católicos voluntarios llevaron sobre sus uniformes militares unos pequeños
trocitos de fieltro con la imagen del Sagrado Corazón estampada y la leyenda,
“Detente, bala, porque el Sagrado
Corazón está conmigo.-Reinaré en
España”.
Aquellos “detentes” se hicieron
famosos en el mundo entero y su número y ocasión sellan, una vez más, la
alianza entre la devoción al Sagrado Corazón y la reconquista de un orden
natural y cristiano opuesto a la Revolución.
CONTRAPRUEBA.- En nuestros días
ha aparecido una situación que confirma, desde un planteamiento inverso, la
tesis de la alianza expuesta. La descristianización que ha sufrido España después
del Vaticano II, la apostasía de la Constitución de 1978, y la instauración de
la democracia, coinciden palpablemente con un abandono igualmente visible de la
devoción al Sagrado Corazón. La Compañía de Jesús, que había recibido el
encargo, “munus suavissimum” de fomentar la devoción al Sagrado Corazón, se ha
desnaturalizado, ha visto clareadas sus filas, y apenas cultiva ya alguna
rutina residual de dicha devoción. ¿Mera coincidencia?.
P. ECHÁNIZ
Siempre P´alante, nº 587, 1 de
junio de 2008.