La conferencia tendrá lugar a las 19:30 h en:
Salón de actos de la Caja Rural (Avda. Ronda de los Tejares, 36)
Cartel preparado para la ocasión por los organizadores |
A pesar del gran interés de esta convocatoria, lamentamos que la Asociación Presencia Cristiana, que ha organizado este acto en el marco de las XIII Jornadas de Otoño de Córdoba, haya elegido un cartel, por un lado tan feo estéticamente y, creemos por otro, tan contrario a lo que defiende el profesor Barraycoa.
No debemos pasar por alto que la bandera de la Unión Europea representa la pérdida de independencia nacional entregada a un ente supranacional y un laicismo rampante, que no se disimula colocándole una cruz en el centro. Más allá de su pretendida inspiración mariana —de sueños demócrata cristianos—, que en sí no significa nada, cuando ni tan siquiera se incluyó una referencia simbólica a los "orígenes cristianos de Europa" en el preámbulo de la Constitución Europea, esa bandera es signo de la "europeización" que en España siempre ha representado secularización y en la actualidad pensamiento débil y líquido del progresismo multiculturalista basado en la
coexistencia laica de pareceres.
La oposición tradicionalista a la
Unión Europea tiene sus razones en la perversa implantación de las estructuras
europeístas y los fines que las sustentan: el avance de las organizaciones
supranacionales con la voladura de las patrias y de los Estados, que a pesar de
su génesis antitradicional custodian mejor la politicidad humana que los entes
mundialistas. Imposición de la laicidad y el laicismo (que no son sino dos
versiones de una misma ideología) que
están inscritos igualmente en el corazón de la "construcción
europea". El déficit de la participación que supone la tecnocracia de las
instituciones europeas, haciendo que el poder, su ejercicio y su control sea
cada vez más oculto. La violación del principio de subsidiariedad que aparece
en una versión desnaturalizada y administrativizada, el falso federalismo
funcional que en realidad esconde un centralismo en manos de la Comisión
europea, y la censura sistemática que desde diversas instituciones de la Unión
se hace contra cualquier iniciativa de influencia católica. La UE se configura así, como un gran mercado a las
órdenes de la finanza internacional, que desconoce las tradiciones y las
culturas, imponiendo el liberalismo y el capitalismo.
Y todo ello lo representa políticamente esa bandera, incluida en el cartel que comentamos, más allá de sentimentalismos, buenas intenciones o alucinaciones demócrata cristianas.
Y todo ello lo representa políticamente esa bandera, incluida en el cartel que comentamos, más allá de sentimentalismos, buenas intenciones o alucinaciones demócrata cristianas.
Por su parte, la bandera «constitucional» y las artificiales banderas de las Comunidades Autónomas, empezando por la Ikurriña, bandera racista del PNV sabiniano, representan algo que nada tiene que ver con nuestra configuración foral tradicional, sino con un Estado —el autonómico— que entre otras cosas recoge el "principio de las nacionalidades" en la Constitución de 1978, con el que se pretende desintegrar España. Y lo que hace es reproducir multiplicado el centralismo jacobino en múltiples autonomías, verdaderos microestados.
Y es que el doble principio que está disolviendo la patria española es precisamente el del europeísmo (por arriba), con la cesión de cotas de independencia a un ente supranacional; y el de las autonomías (por abajo), con la desmembración de España en pequeños estados autónomos. En palabras de S.A.R. Sixto Enrique de Borbón, en su manifiesto de 2001:
“La nueva «organización política» ―que
en puridad se acerca más a la ausencia de orden político, esto es, al
desgobierno― combina letalmente capitalismo liberal, estatismo socialista e
indiferentismo moral en un proceso que resume el signo de lo que se ha dado en
llamar «globalización» y que viene acompañado de la disolución de las patrias,
en particular de la española, atenazada por los dos brazos del
pseudo-regionalismo y el europeísmo, en una dialéctica falsa, pues lo propio de
la hispanidad fue siempre el «fuero», expresión de autonomía e instrumento de
integración al tiempo, encarnación de la libertad cristiana, a través del
vehículo de la denominada por ello con toda justicia monarquía federativa y
misionera”.
El cartel refleja, por tanto, la tesis de los partidarios de la Constitución del 78 y los partidos del régimen; tesis antitética a la del tradicionalismo que defiende el profesor Barraycoa, que cuando habla de la unión nacional, no alude al llamado «patriotismo constitucional», ni al Estado de las autonomías, sino que pone en relieve la necesidad de restaurar la España tradicional.
En definitiva la unidad de España que pretende reflejar el cartel de la convocatoria NO es un bien moral y social. Esperamos que el próximo lunes el profesor Barraycoa logre convencer a más de uno entre el auditorio de la necesidad de abrazar el verdadero patriotismo, que no está medido por ninguna constitución artificiosa y anticristiana.
El auténtico patriotismo está fundado en la historia de la tradición y arraigado en la virtud filial de la "pietas" (piedad) a la tierra de los padres, y por tanto se fundamenta en el amor a nuestra historia y nuestra tradición. El patriotismo constitucional, en cambio, es una bobada que pretende fundamentar el patriotismo en una Constitución absolutamente opinable, contingente, voluble y reciente, por lo que no puede fundamentar nada ni engendrar nada, además de que se basa en la ignorancia y el desprecio a nuestra historia real.
ResponderEliminarEquívoco y desafortunado cartel. La unidad nacional se fundamenta en el patriotismo que sólo puede ser producto del Amor, y sólo entonces esa unidad nacional es un bien moral y social, que crea cohesión con el pasado y en el presente. ¿Quien ama a la constitución? quien siente fervor por un texto legislativo legal, quien ama a una mera unidad administrativa, una mera unidad constitucional no es un bien moral y social y no crea verdadera cohesión social,sino coexistencia neutra y amorfa. El Amor a la historia común y a la tradición es condición necesaria.
ResponderEliminarPor otro lado al lado de la Ikurriña, se encuentra también la bandera verdiverde de Blas de Infante impuesta en Andalucía, los colores de los Omeya moros de este ente centralista artificial que llamamos Comunidad autónoma de Andalucía, donde como en el resto sólo se estudia la historia propia en busca de crear sus identidades que justifiquen su engendro, olvidando la historia común. La unidad nacional reducida a la suma de unidades artificiales administrativas sobre una identidad fraudulenta. De pena.